viernes, 29 de abril de 2016

como mejorar la economía colombiana


Estrategias para la mejora de la economía colombiana 

Colombia, un sofisticado país de ingresos medios, está sediento de soluciones innovadoras para afrontar los retos del desarrollo. Durante los últimos años, el país ha avanzado paso a paso promoviendo el desarrollo sostenible y la paz, y también continuó invirtiendo en infraestructuras y fortaleciendo políticas sociales. De todas formas, aunque estos indicadores sean favorables, los niveles de pobreza, desigualdad y disparidades regionales persisten, por lo que es necesario seguir trabajando.
El mundo actual obliga a que las estrategias de desarrollo, para ser efectivas, contemplen enfoques innovadores y a la vez efectivos, que aglutinen los mejores aportes de los diferentes sectores. Y es aquí donde aparece el Banco Mundial, que el día de hoy ha endorsado una nueva Alianza Estratégica con el País (AEP), de cinco años de duración, que ayudará al país suramericano a consolidar las reformas económicas, a mejorar la infraestructura del desarrollo y la efectividad de los programas sociales.
Cuando el equipo del Banco Mundial en Colombia se sentó para comenzar a desarrollar esta nueva estrategia, lo primero que se hizo fue pensar acerca de los retos más importantes que afronta el país. Después nos reunimos con el recientemente electo presidente Santos y su equipo para discutir la mejor forma de aportar valor añadido y ayudar al Plan Nacional de Desarrollo.
Desde la perspectiva del Banco, los retos principales fueron ser selectivos, usar de forma efectiva los limitados recursos presupuestarios, y unir fuerzas con otros socios relevantes para proveer soluciones innovadoras a los retos del desarrollo que afronta Colombia.
Obviamente, el criterio de selectividad es el más complicado de aplicar, no solamente para el gobierno sino también dentro del Banco, ya que existen una gran variedad de aspectos que merecen ser apoyados. En este entramado, el equipo de Colombia logró el consenso.
De hecho, logramos un modelo de cooperación que implica una transición hacia un apoyo más temático y completo, con la finalidad de maximizar el paquete de servicios del Banco, y enfocarse en resultados. Al mismo tiempo, tuvimos que ser competitivos y adaptar nuestra ayuda financiera de forma que continuara siendo atractiva para un país que cada vez cuenta con un mayor acceso al mundo financiero.
Como la nueva alianza estratégica es larga (de todos modos recomiendo su lectura), déjenme darles una pincelada de lo que encontrarán. No sólo encontrarán la lista de préstamos tradicionales y los informes analíticos sobre un sector específico.
También se incluye el valor añadido de las soluciones que el Banco puede ofrecer; se han integrado paquetes financieros, gestión de los desastres, conocimiento y el poder de convocatoria.


Todo ello está enfocado en tres temas estratégicos:
1) Expandir las oportunidades para la prosperidad social a través de las mejoras en promoción social, acceso a una educación de calidad, mejoras del rendimiento de los servicios sociales y seguridad ciudadana.
2) Promover el crecimiento sostenido con mayor resistencia al cambio climático, a través de mejoras en desarrollo urbano, en gestión de desastres, en gestión del medio ambiente.
3) Promover el crecimiento inclusivo con incremento de la productividad, a través de mejoras en la gestión fiscal, financiera y de riesgo social, así como de un sector público eficiente.
Este innovador modelo pone de relieve la ventaja comparativa del Banco; la extensa experiencia internacional, tanto técnica como cultural, que permite compartir el conocimiento sobre las últimas innovaciones en el campo del desarrollo, gracias a una tecnología de comunicación que conecta nuestros trabajadores en los cinco continentes. No hay muchas organizaciones en el mundo donde este intercambio de ideas, conocimiento y experiencias sea posible.


la economía del futuro

Lo que le espera en el futuro a la economía global

La revista Finanzas & Desarrollo, una publicación del Fondo Monetario Internacional, entrevistó a cinco pensadores económicos ganadores del Premio Nobel en cuanto a cómo ven el futuro de la economía mundial en los próximos 50 años. Aunque los expertos no coincidieron en las mismas preocupaciones, sí explicaron que los desafíos son imperiosos.
Las opiniones de George Akerlof, Paul Krugman, Robert Solow, Michael Spence y Joseph Stiglitz podrían definir el panorama económico del futuro.
Paul Krugman, premio nobel en 2008, considera que el problema más grande que enfrenta la economía mundial es que la gente no está gastando lo suficiente como para usar la capacidad productiva que tienen las economías. Dice que estimular la demanda debería ser una prioridad urgente de los gobiernos. Dice que lamentablemente lo que se ha aprendido desde el 2007 es que las instituciones encargadas de formular la política económica no están en absoluto bien preparadas para enfrentar déficits de demanda grandes y sostenidas.



Según Joseph E. Stiglitz, premio nobel en 2001, el falso capitalismo que ha surgido en Estados Unidos y en algunos otros países es producto de una democracia fallida que permite a la desigualdad económica traducirse con facilidad en desigualdad política y en un círculo vicioso en el cual un aumento de una forma de desigualdad exacerba la otra. El principal reto que enfrentará el mundo en las próximas décadas va más allá de moderar los excesos de la economía de mercado, y consiste en evitar la toma de riesgos excesiva, los préstamos abusivos y la manipulación del mercado, que tan claramente manifestaron las instituciones financieras en los últimos años. 

George Akerlof, premio nobel en 2001, cree que el problema radica en el calentamiento global y que la forma como se está explicando el problema es demasiado fría y tímida. Sugiere que la mejor manera de combatir el calentamiento global es fijar un impuesto uniforme sobre las emisiones de dióxido de carbono, y subirlo hasta que las emisiones caigan a niveles aconsejables. Una política óptima también implicaría subsidiar la investigación y el desarrollo dedicados a reducir las emisiones. 

Así como el calentamiento es un problema global y las emisiones se producen en todos lados, los impuestos y los subsidios deben ser mundiales. Todos los países deben sentirse obligados a participar.





Para Robert Solow, premio nobel en 1987, el mundo no tiene posibilidades de librarse de problemas económicos apremiantes en los próximos 50 años. La lista de ellos incluye lidiar con las causas y las consecuencias del cambio climático; responder al aumento de la desigualdad del ingreso y la riqueza dentro de las economías nacionales y, en el caso de las economías prósperas, adaptarse a la aparente tendencia de la conjunción de tecnología y demanda de empleos.

La conclusión de Solow es que las economías prósperas de Europa, Japón y América del Norte, están atrapadas en un episodio de “estancamiento”. No se sabe si será transitorio. De no ser así, y no encontrar una salida pronto, hay muchas menos probabilidades de solucionar los problemas más grandes que se avecinan.

Michael Spence, premio nobel en 2001, considera que abundan los retos apremiantes para la economía mundial. Sin embargo, cree que el más urgente tiene que ver con promover el crecimiento de las economías en desarrollo.

Esto tiene que ver con la promesa no solo de reducir la pobreza, sino también de crear más oportunidades y de llevar vidas saludables, productivas y creativas para el 85 por ciento de la población mundial. En los países más avanzados, la tecnología está reduciendo o eliminando cada vez más empleos mediante la automatización, la eliminación de intermediarios y la deslocalización en cambiantes cadenas mundiales de suministro. Dado que este cambio es tan veloz, los mercados laborales están desequilibrados; el capital humano no puede seguirle el ritmo a la evolución de la demanda de la economía mundial. Apresurarse a retomar el equilibrio es algo que reviste gran prioridad para el crecimiento y la distribución equitativa prácticamente en el mundo entero.
Los que explican estos economistas es que lo que se avecina en la economía mundial no se ve fácil. Se deben resolver problemas demográficos, tecnológicos, económicos, sobre el calentamiento global y la desigualdad, sin que esta lista sea limitativa. Aunque todos no coincidieron en los mismos problemas, si coinciden en que las políticas de gobierno deben ser más severas en vías de resolver los problemas que se pudieron haber prevenido en el pasado medio siglo.